sábado, 15 de marzo de 2014

Las Flores

Tal vez sea difícil encontrar lugares en los que uno pueda ser feliz con pocas cosas o quizás no lo sea tanto. Hay sitios en los que el mundo gira de otra forma : al compás del río, de la brisa, de la gente que te reconoce y te saluda con una sonrisa y del sol picante que acompaña tus pasos. Ese punto mágico en el mapa al que uno desea volver para recargar energías y que no requiere largos desplazamientos, está delineado por los recuerdos, los afectos y la posibilidad de abandonar las cargas que solemos echarnos al hombro. Cuando necesito eso, cortar con el ritmo acelerado de la vida y ver avanzar el día a otra velocidad, me voy a "Las Flores". Allí todo es nuevo siempre, por lo menos para mí. Es posible que las calles sean iguales, las casas también y hasta la gente, pero se siente un aire distinto cada vez y ese anhelo de un nuevo descubrimiento te obliga a regresar. Los hallazgos más importantes están en las historias de los niños, esos que he visto crecer desde hace cuatro años y que se han convertido en grandes amigos. Los mismos que ya no son tan niños, pero a los que sigo llamando de esa forma. Aunque algunos ya son de mi estatura y otros ya van a la universidad , encontrarse con ellos siempre conlleva algo conocido y algo nuevo a la vez : la seguridad del cariño que ha crecido a lo largo del tiempo y la expectativa de ver la vida a través de sus ojos, con esa interpretación que los adultos perdemos a medida que nos llenamos de ocupaciones y responsabilidades. A medida que uno crece abandona cosas, lugares, personas, formas de pensar y adquiere experiencia. Se supone que eso hace parte de avanzar, pero lo es también,  mirar hacia atrás para entender que el presente es producto de una construcción colectiva, de un viaje en el que decidiste embarcarte en compañía de otros y que no tiene fecha de vencimiento. No sé hasta cuando remaremos juntos, pero sospecho que nuestros caminos siempre volverán a cruzarse aunque nos separemos, porque nos hemos hecho cómplices para soñar y ese un lazo fuerte, uno que no puede vencer la distancia. 

A los niños, a los cabezoncitos de "Las Flores". 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ps yo también espero que el camino sea largo para estar juntos y compartir muchas cosas

Anónimo dijo...

att: wendy matallana

Matilderobayo dijo...

Que lindo guardar estos escritos que salen del corazon en el momento preciso, para abrirlos con el tiempo y recordar siempre que la sensibilidad es el camino de las amistades inolvidables. Bonitas vivencias Luz, Dios te permita recordarlas siempre